Puedo presumir de que yo ya leía a Carlos Ruiz Zafón cuando no era nadie. Antes de que el éxito (bien merecido aunque a mi parecer desmedido) de La Sombra del Viento lo encumbrara al Olimpo de los grandes. También escuché la maqueta de "La raja de tu falda" en Radio3, a comienzos del otoño del 99, cuando los Estopa eran un par de currelas desconocidos que se iban a lanzar a la aventura de su primer disco. Pero eso es otra historia.

Allá en mi adolescencia, decía, fui devorador de literatura juvenil. No puedo vanagloriarme, como un Juan Manuel de Prada, de haber leído a los clásicos antes de obtener el graduado escolar (salvo que se cuente a Julio Verne y Alejandro Dumas entre los clásicos). Pero sí de haberme embaulado para entonces unos cuantos miles de páginas en negro sobre blanco gracias a las bibliotecas familiar, municipal y escolar (en mi colegio debía ser de los pocos que sabían el horario de biblioteca, además del ojito derecho del profesor de lengua y literatura).

Recuerdo que, junto a la colección completa de Los Cinco de Enid Blyton, series como Gran Angular de SM o Periscopio de Edebé, eran algunos de mis mayores "camellos" de droga impresa. Cada visita a un hipermercado o a la FNAC (¡el paraíso!) era aprovechada por mí para escabullirme hábilmente hacia la sección juvenil y más hábilmente aún para sacarle a mi madre las ochocientas o mil pesetas que por aquel entonces costaba uno de aquellos libros.

Fue en una de aquellas escapadas donde, vaya usted a saber por qué, escogí de entre decenas de títulos El Príncipe de la Niebla, cuya lectura me atrapó de tal forma que a la siguiente ocasión ya me había convertido en un fan del autor y corrí derecho a por El Palacio de la Medianoche. Hay que decir que no me gustó tanto como el primero (la India siempre me ha parecido un mal lugar para ambientar una novela) y mi fanatismo ruizafoniano desapareció rápido.

Fui creciendo, otros autores me fueron llevando, y Ruiz Zafón se convirtió en un buen recuerdo más en los estantes de mi juventud. Por supuesto, eso sí, cuando varios años después apareció la obra que le convertiría en lo que es, me apresuré a "pedírsela a los reyes", pero tengo que reconocer que nunca releí las anteriores.

Ahora han aparecido de nuevo, reunidos en el volumen "La Trilogía de la Niebla", junto con una tercera narración: Las Luces de Septiembre. De momento
el príncipe me ha vuelto a enganchar como hace más de quince años... ¿qué ocurrirá con las otras dos?

Lo escribió Arkanus a las 10:25 p. m. |
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